Modulo de Doctrina Avanzada
 

01 El Antiguo Testamento Estudios Bíblicos “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en el, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en el está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Jos. 1:8 La Biblia es una obra de Dios que reúne información e instrucciones para su pueblo, El Señor mismo la dio por medio de sus siervos (2 Ti. 3:16, Dt. 9:10) Sin embargo algunos ignoran el milagro de como llegó a estar en nuestras manos tan importante ejemplar. Circunscrito al Antiguo Testamento, se presenta un resumen de la trayectoria histórica del mismo, así como algunos hechos interesantes y algunos hallazgos que han contribuido a que podamos disfrutar, en nuestro idioma y en nuestro hogar de una o más versiones de Las Sagradas Escrituras. A. COMO SE ESTABLECIÓ EL NUMERO Y CANTIAD DE LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Canon: El término griego Kanon es de origen semítico (Hebreo). El latín y el castellano transcribieron el vocablo griego en “canon”. El Canon es un modelo o regla que permite fijar las normas (Ga. 6:16, Fil. 3:16). Además así se le denomina a la lista normativa de libros inspirados y recibidos de parte de Dios. Desde el siglo IV la palabra “canon” se utilizó para referirse a las Escrituras. El “canon” de la Biblia es el catálogo de libros que se consideran normativos para los creyentes y que, por lo tanto, pertenecen con todo derecho a las colecciones incluidas en al Antiguo Testamento. Canon del Antiguo Testamento: El Señor Jesús utilizó las Escrituras hebreas para validar su misión, sus palabras y sus obras. Los primeros creyentes continuaron esa tradición hermenéutica y utilizaron los textos hebreos y sobre todo sus traducciones al griego, en sus discusiones teológicas y en el desarrollo de sus doctrinas y enseñanzas. De esa forma la iglesia contó desde su nacimiento, con una serie de escritos de alto valor religioso. Los libros de la Biblia hebrea son 24, divididos en tres grandes secciones, veamos: La primera sección conocida como Torá (Vocablo hebreo que por lo general se traduce “ley”, pero cuyo significado es más bien “instrucción” o “enseñanza”) contiene los llamados “cinco libros de Moisés” Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. La segunda división, conocida como Nebiim (profetas), se subdivide a su vez en dos grupos: los profetas anteriores en los que figuran Josué, Jueces, Reyes y Samuel; y Los profetas Posteriores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y el libro de los Doce. La tercera sección de la Biblia hebrea se conoce como Ketubim (escritos) e incluye once libros; Salmos Proverbios y Job, un grupo de cinco libros llamados Megilot (rollos), Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester, finalmente Daniel, Esdras, Nehemías y Crónicas. Con las iniciales de la palabra Torá, Nebiim y Ketubim (T tau, N Nun, K kaph) Se ha formado la palabra hebrea Tanak, que significa “ la Biblia o el Libro”. Los 24 libros de la Biblia hebrea son idénticos a los 39 que se incluyen en el Antiguo Testamento de las Biblias cristianas. Es decir, no contienen los libros Deuterocanónicos o Apócrifos. La diferencia en número se basa en que nuestras Biblias cuentan cada uno de los doce profetas menores y separan en dos libros Samuel, Reyes, Crónicas y Esdras-Nehemías. Por ejemplo, 1 Libro de Samuel; 2 Libro de Samuel etc. Al unir el libro de Rut al de Jueces y el de Lamentaciones al de Jeremías, se identifican 22 libros; el 22 corresponde, además, al numero de letras del alfabeto hebreo. Básicamente se puede decir que el canon del Antiguo Testamento quedó definido desde el tiempo de Esdras-Nehemías cuando el pueblo de Dios regresó del exilio; el pueblo hebreo no utilizó otros escritos sagrados además de los ya indicados y “no fue añadido ningún libro”. El caso de los libros Deuterocanónicos o Apócrifos se estudiara en el siguiente punto. B. RAZONES DE LA EXCLUSIÓN DE LOS LIBROS APÓCRIFOS: La palabra apócrifos se deriva del griego Apokrypha que quiere decir, escondidos u ocultos. Este término se aplica a un número de libros y escritos que aparecen en la versión griega de los LXX (Septuaginta), pero que no aparecen en la Biblia hebrea. Esta versión del antiguo testamento fue hecha por la comunidad de judíos que vivió en Alejandría, la que solamente conocía el idioma Griego y había olvidado el Hebreo, mientras que los Judíos que vivían en Palestina también habían retornado del exilio sabiendo el idioma Arameo, habiendo olvidado casi por completo también el Hebreo en un mundo dominado por el idioma Griego. Ese proceso de traducción oral y escrita se llevó a cabo durante los 250 - 150 A. C. La Torá (o Pentateuco, como se conoció en griego) fue la primera parte de la Escritura en traducirse. Más tarde se tradujeron los profetas y el resto de los escritos. • En primer lugar, como el canon hebreo, la Septuaginta incluye los cinco libros de Moisés o el Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. • La segunda sección presenta los libros históricos: Josué, Jueces, Rut, los cuatro libros de la monarquía (Samuel, Reyes) Paralipómenos (Crónicas), 1 Esdras, una edición Griega alterna de 2 Cr. 35:1 - Neh. 8:13, 2 Esdras (Esdras- Nehemías), Ester, Judit y Tobit. Los libros de Judit y Tobit y las adiciones griegas al libro de Ester, no aparecen en los manuscritos hebreos. • En la tercera división se encuentran los libros poéticos y sapienciales: Salmos, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Job, Sabiduría y Eclesiástico (Sabiduría). De este grupo, Sabiduría (escrito originalmente en griego) y Eclesiástico (escrito en hebreo) no se encuentran en el canon hebreo. El libro de los Salmos contiene uno adicional que no aparece en el canon hebreo: el 151, del cual existen copias tanto en griego como en hebreo. • La sección final de la Septuaginta incluye los libros proféticos: Isaías Jeremías, y Lamentaciones junto a Baruc y la Carta de Jeremías, que no aparecen en el orden del canon Hebreo; Ezequiel y el Libro de Daniel, con varias adiciones griegas: la historia de Susana, el relato de Bel y el Dragón y una oración de confesión y alabanza de 68 versículos entre los v. 23-24 del tercer capítulo. Los libros de los Macabeos (que pueden llegar hasta a cuatro en diversos manuscritos y versiones) se incluyen como una especie de apéndice al final de la Septuaginta. En torno a los libros y adiciones que se encuentran en la Septuaginta, y no aparecen en las Escrituras hebreas, la nomenclatura y el uso lingüístico en diversos círculos cristianos no es uniforme. La mayoría de los cristianos identifican esa sección de la Septuaginta como “apócrifos”. La iglesia católica los nombra Deuterocanónicos. Apócrifos, para la comunidad católica, son los libros que no se incluyeron ni en el canon hebreo ni en el griego. Los cristianos identifican los libros que no se incorporaron en ninguno de los cánones como seudoepígrafos. Los libros Deuterocanónicos o apócrifos son los siguientes: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico (Sabiduría de Jesús ben Siró), Baruc, 1 y 2 Macabeos, Daniel 3:24-50, 13:14 y Ester 10:4-16,224. La mayoría de estos textos se conservan solo en manuscritos griegos. Como ya dijimos, la Septuaginta hizo posible que los judíos greco-parlantes (en la diáspora y también en Palestina) tuvieran acceso a los textos sagrados de sus antepasados en el idioma que podían entender. Además el texto griego dio la oportunidad a grupos gentiles de estudiar las Escrituras hebreas (Hch. 8:26-40) La iglesia cristiana se benefició de la traducción de la Septuaginta: la utilizó como su libro santo y le llamó “Antiguo Testamento” El texto en griego dio la oportunidad de relacionar el mensaje de Jesús con pasajes de importancia mesiánica (Mt. 2:5); brindo recursos literarios par citar textos del canon hebreo en las discusiones con los judíos (Lc. 20:17-21); y jugó un papel fundamental en la predicación del evangelio a los gentiles (Hch. 8:27-38). Básicamente son 5 las razones por las cuales no los consideramos como parte del canon del Antiguo Testamento: • No son Inspirados: cuando uno lee los 39 libros canónicos del AT de inmediato resaltan frases que se usan con frecuencia, tales como “Así dice Jehová”, “habló Jehová a ..”, “vino a mi palabra de Jehová”, “Jehová ha dicho así”, etc. Estas y otras expresiones manifiestan la convicción del autor humano de que su mensaje no es de él, sino que lo recibió directamente de Dios no se originó en su mente, sino que fue una comunicación divina. • Frases como las anteriores se hallan por lo menos 3,800 veces en dichos libros, mientras que en los Deuterocanónicos, ningún autor aseveró que escribía bajo inspiración divina. Incluso en algunos de ellos hay expresiones donde manifiestan que “han hecho lo mejor que les fue posible” 2 Me15:37-38) o que escribieron por su propia determinación (Prólogo de Eclesiástico). • No son proféticos: Todos los eruditos reconocen que estos libros fueron escritos después de la época de Esdras y Malaquías, aproximadamente 200 A.C. - 30 A.C., así que todos ellos se compusieron en la época que no existían profetas. Tanto en el Talmud Babilónico como el historiador Josefo aseveran que posteriormente a los profetas Hageo, Zacarías, y Malaquías, “el Espíritu Santo se apartó de Israel”. • No son inerrantes: en los libros apócrifos se descubren errores doctrinales, morales , históricos y geográficos razón por la que es imposible que sean inspirados ya que Dios no miente ni se equivoca. • No son creíbles: Estos libros utilizan el género literario de la “Ficción Religiosa” ya que sus narraciones tienen mucho de fantástico o irreal, mientras que los libros proto -canónicos se caracterizan por su sobriedad y falta de elementos espectaculares (Excepto los milagros). El Señor se vale de figuras literarias como la parábola o la alegoría, pero ellas se reconocen como figuras basadas en la realidad de Dios no utiliza lo ficticio para revelarnos la verdad. • Nos fueron aceptados por los judíos ni por los primeros cristianos: Fueron excluidos por el concilio de Jamnia (un pueblo cerca de Jope, Israel), celebrado en el año 90 DC por los Rabinos judíos para ratificar el canon antiguo testamentario existente por más de 500 años; este concilio no eliminó ninguno de los libros originalmente aceptados, pero rechazó los Deuterocanónicos; mas tarde estos fueron incorporados al canon católico por el Concilio de Trento, celebrado en 1546, a pesar de que los llamados padres apostólicos y los llamados padres de la iglesia, en su tiempo tampoco aprobaron su uso par fines doctrinales, sino solamente como documentos históricos literarios. Posición de las iglesias reformadas con relación a los libros Apócrifos: Entre los reformadores siempre hubo ciertas dudas y reservas en torno a los libros Deuterocanónicos. Lutero, en su traducción de 1534, agrupó los libros Deuterocanónicos en una sección entre los dos Testamentos, con una nota que indica que son libros “apócrifos”. Aunque su lectura es útil y buena, afirmó, no se igualan a las Sagradas Escrituras. La Biblia de Zurich (1527-29) en la cual participo Zuinglio, relegó los libros Deuterocanónicos al último volumen, pues no los consideraba canónicos. La Biblia Olivetana (1534-35), que contiene un prólogo de Juan Calvino, incluyo los Deuterocanónicos aparte del resto del canon. La Iglesia reformada, en sus confesiones Galicana y Bélgica no incluyó los Deuterocanónicos. En las declaraciones luteranas se prestó cada vez menos atención a los libros Deuterocanónicos. En Inglaterra la situación fue similar al resto de la Europa Reformada. La Biblia de Wycliff (1382) incluyó únicamente el canon hebreo. Y aunque la Biblia de Coverdale (1535) incorpora los Deuterocanónicos en los 39 artículos de la iglesia de Inglaterra se dice que esa literatura no debe emplearse para fundamentar ninguna doctrina. La versión King James (1611) imprimió los Deuterocanónicos entre los Testamentos. La traducción al castellano de Casidoro de Reina (publicada en Basilea en 1569) incluía los libros Deuterocanónicos, de acuerdo al orden de la Septuaginta. La posterior revisión de Cipriano de Valera (publicada en Amsterdani en 1602) agrupo los libros Deuterocanónicos entre los Testamentos. La confesión de Westminster (1647) reaccionó al Concilio de Trento y a las controversias entre católicos y protestantes: afirmo el canon de las Escrituras hebreas. En su declaración en torno al canon, la Confesión indica que los Deuterocanónicos (identificados como apócrifos) no son inspirados por Dios, y por lo tanto no forman parte del canon de la Escritura y carecen de autoridad en la iglesia; indica además, que pueden leerse únicamente como escritos puramente humanos. De esa forma se definió claramente el canon entre las comunidades cristianas que aceptaba la Confesión de Westminster. C. CÓMO SE DEFINIÓ LA DIVISIÓN DE LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO: El canon Hebreo: El primer canon hebreo del Antiguo Testamento contenía 22 libros (el mismo número de libros que el alfabeto hebreo) pero la Biblia hebrea moderna registra 24 porque se han separado Lamentaciones de Jeremías y Rut de Jueces (originalmente cada pareja de los libros citados constituía un solo libro). Asimismo, estos 24 libros equivalen a los 39 de nuestra Biblia Actual. La traducción judía ha clasificado y ordenado los 24 libros de la Biblia hebrea divididos en tres grandes secciones: • La primera sección conocida como Torá (Vocablo hebreo que por lo general se traduce “

Exo 20:4 "No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
Exo 20:5 No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
Joh 3:16 "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
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Joh 3:12 Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo las celestiales? Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
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